¿Alguna vez te has preguntado cuál es el sentido de la vida? No son solo los filósofos quienes deben preguntarse “¿qué sentido tiene mi vida?” formularse esta cuestión, sino que todos deberían preguntarse sobre el propósito de la vida. Paremos un momento y reflexionemos sobre qué nos hace excepcionales, en lugar de solo vivir una vida «normal».

Quienes siguen los propios principios de su vida dan cuenta de una mayor sensación de bienestar y menos síntomas de depresión que quienes no los siguen. Cuando piensas que conoces el sentido de la vida, no deambulas sin rumbo por ella. Tienes empuje y un motivo para despertarte con energía todos los días.

 

«El éxito es conseguir lo que quieres, la felicidad es querer lo que consigues».
Ingrid Bergman

 

Encontrar el sentido de la vida mediante la felicidad

Si queremos ser felices de verdad y darle sentido a la vida, tenemos que parar y disfrutar de las cosas buenas de la vida. Es decir, tenemos que ser capaces de disfrutar cada momento sin que nos abrumen los recuerdos del pasado ni las ansiedades del futuro. Debemos aceptar que la vida y sus circunstancias son inciertas y que tenemos que asumirlo.

Al igual que los niños pequeños, tenemos que encontrar el gozo en el momento presente y no buscar la felicidad continuamente en el futuro. Aferrarnos a los deseos y expectativas del futuro no nos deja disfrutar de verdad la vida. Asimismo, pensar en la posibilidad de que en el futuro pasen cosas malas tampoco nos deja disfrutar de la vida. Al estar en el momento mediante la práctica de la atención plena o el mindful framing con el objetivo de estar en el aquí y en el ahora, encontraremos el verdadero gozo.

Una forma de ser menos felices es mirar al pasado y dejar que este nos defina como personas y a nuestra vida actual. Es cierto que no podemos cambiar el pasado, pero algo que podemos hacer es cambiar la percepción que tenemos de este. Lo sabemos gracias a que la neurobiología ha demostrado que nuestra memoria se entiende más en términos de reconstrucción que como recuperación de los recuerdos. Cada vez que pensamos en el ayer, la circunvolución angular del cerebro, una zona del lóbulo parietal, junta la información almacenada para armar un recuerdo. Casi como un puzle o rompecabezas. En función de nuestro estado mental, las piezas del puzle cambian. Eso se debe a que editamos nuestros recuerdos para que la información previa se ajuste a nuestras circunstancias actuales.

De esta manera, si tienes miedo, reconstruirás recuerdos que se centrarán en los peligros. Por otro lado, si te sientes feliz, reconstruirás recuerdos menos negativos. Tenemos el poder de cambiar nuestra comprensión del pasado. Algunas formas en que puedes inclinar la balanza a tu favor son:

Estas son más formas de encontrar el sentido de la vida gracias a la felicidad:

La práctica japonesa del ikigai, que según el psicólogo Michiko Kumano es el estado de bienestar que proviene de la dedicación a actividades que se disfrutan, también contribuye a tu felicidad. El ikigai se entiende mejor en un diagrama de Venn como la zona en la que se solapan las siguientes cuatro esferas: lo que amas, lo que se te da bien, lo que el mundo necesita y por lo que pueden remunerarte. Todos contamos con un ikigai, sin embargo, puede que tengas que dedicar tiempo, esfuerzo y autorreflexión para encontrarlo.

Los daneses ponen en práctica el lykke, que significa ‘felicidad’ en danés. A las cinco de la tarde todos se van de la oficina, vuelven en bicicleta a casa y juegan durante dos horas con sus hijos. A continuación, llevan a cabo una acción aleatoria de amabilidad hacia un desconocido y, para terminar, encienden cinco velas en la noche y ven una película de miedo.

Los suecos tienen el lagom, que significa ‘ni mucho ni poco: lo adecuado’. Con esta filosofía, se practica la moderación, por ejemplo, no tener demasiado dinero. Así que en lugar de trabajar sesenta horas semanales y correr el riesgo de sufrir un síndrome de desgaste ocupacional, con el lagom lo que se busca es un equilibrio entre la vida personal y laboral.

Con este equilibrio, no es ninguna sorpresa que los escandinavos aparezcan como uno de los pueblos más felices del mundo. Podemos adoptar algunos de estos hábitos para darle sentido a la vida.

Encontrar el sentido de la vida mediante el éxito

En un estudio reciente se demostró que tener más dinero puede ser igual a tener satisfacción y éxito. Se observó que no existía un umbral máximo a partir del cual ganar cada vez más dinero dejara de traer más éxito. En otro estudio se encontró que en las comunidades en las que el dinero se valora menos, las personas podían estar igual de satisfechas y ser igual de exitosas. Estas lograron obtener un grado semejante de satisfacción al priorizar otros valores, como la familia y la naturaleza. Solo gracias a encontrar el gozo de las cosas pequeñas de la vida y aprender a estar satisfechos con lo que ya tenemos, podemos sentirnos realmente llenos, independientemente de las circunstancias, y encontrar un sentido en la vida.

En promedio, pasarás noventa mil horas de tu vida trabajando. Así que tiene lógica que busques el éxito mediante el trabajo. Además, existe la alternativa de adoptar el concepto de productividad lenta. La productividad lenta, término acuñado por Cal Newport, consiste en trabajar algo más lento y en menos cosas a la vez para lograr disfrutar del trabajo y tener éxito en él. Esto da como resultado sentir menos estrés y prisas y cambiar la cultura del ajetreo por una cultura de atención plena. Al gozar de más atención plena, tendrás más relajación y menos tendencia a desgastarte; algo que es la cruz de la sociedad moderna.

Otra clave para sentir que tienes éxito es encontrar un propósito en cualquier actividad o tarea que te ocupe. Tener un propósito te ayuda a centrarte en lo que de verdad importa en el trabajo y a eliminar las distracciones, por lo que entras en estado de flujo. En su libro superventas, el psicólogo Mihály Csíkszentmihályi describió el flujo como el estado mental en el que una persona está tan implicada en una actividad que más nada parece importarle. Asimismo, dijo que el secreto de la felicidad es entrar en un estado de flujo, que abarca la sensación de tener sentido en la vida y satisfacción personal, conocida también como felicidad eudaimónica.

Encontrar el sentido de la vida mediante la compasión

Se prevé que los niños nacidos hoy en día en países desarrollados tienen más de un 50 % de probabilidad de llegar a ser centenarios. No obstante, cabe preguntarse de qué sirve vivir hasta los cien años si no aportamos a nuestra sociedad ni ayudamos a los demás. Según Kasley Killam, debemos adoptar la compasión para alcanzar la satisfacción en la vida. La compasión puede definirse como el elemento de bienestar que deriva de la conexión y la comunidad. Las filosofías de vida escandinavas son las que mejor capturan la cuestión de la conexión y comunidad en el contexto del mundo desarrollado. De hecho, cada uno de los países escandinavos (Finlandia, Noruega, Dinamarca, Suecia e Islandia) tienen sus propios estilos de vida independientes pero centrados en la comunidad.

Cuando reconocemos el sufrimiento de los demás y actuamos para aliviarles el sufrimiento, cosechamos muchísimas recompensas que le dan sentido a la vida. Como dijo Bill Gates: «Solo al dar podemos recibir más de lo que ya tenemos». Además, no es necesario que solo hagas hincapié en dar tu dinero, sino que también puedes donar tu tiempo. Por ejemplo, puedes ofrecer mentorías a un niño o joven con la red Big Brothers Big Sisters of America u otra organización parecida en tu país. Puedes defender las causas con las que sientas compromiso o incluso pagarle el café a quien esté detrás de ti en una cafetería.

Como nosotros mismos somos la persona con la que pasamos más tiempo, debemos ser capaces de vernos en el espejo y que nos guste lo que vemos, así como mostrarnos autocompasión. Una forma en la que podemos aprender a que nos guste lo que vemos es al autorreflexionar con regularidad. Al reflexionar sobre nuestras vidas, podemos ver dónde nos hemos equivocado, qué hemos hecho bien y adoptar cambios para que estemos en línea con nuestros valores, es decir, encontrarle un sentido a la vida. Además, si te tomas el tiempo de reflexionar, serás menos influenciable por opiniones negativas de otras personas y serás feliz siendo tu yo genuino.

La vida solo es una, así que tenemos que hacer que valga la pena y dejemos una huella en el mundo. Podemos conseguirlo al tener un sentido en la vida que abarque la felicidad, el éxito y la compasión.

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