Si hay algo que la pandemia nos haya enseñado es que la vida puede ser difícil. Ya sean problemas imprevistos en lo laboral, económico, personal y familiar o tan solo presiones cotidianas. Estas cuestiones pueden ser muy estresantes, a menos que te las tomes con filosofía…
Beneficios de sonreír y reír
Cuando la vida te lance un reto, usa la risa y la sonrisa como tus superpoderes. Esto funciona porque hay beneficios de sonreír y reír, tales como:
Ayudan a que tengas una vida más longeva: En un estudio noruego se encontró que las mujeres con un gran sentido del humor tenían un 73 % menos de probabilidad de fallecer por enfermedades del corazón que las mujeres con poco sentido del humor. Es más, las primeras también tenían un 83 % menos de probabilidad de fallecer por infecciones y un 48 % menos de fallecer debido a todas las demás causas.p>
Potencian el sistema inmune: Cuando te ríes, esto disminuye las hormonas del estrés como el cortisol y aumenta la cantidad de anticuerpos y células inmunes que luchan contra las infecciones. Esto, a su vez, potencia el sistema inmune. En un estudio que evaluó el efecto de la risa en enfermos con cáncer gastrointestinal en tratamiento, los pacientes que participaron en una forma de risoterapia llamada el método del sol sonriente mostraron un mayor grado de inmunidad.
Protegen tu corazón: Cuando te ríes, se optimiza el funcionamiento de las venas y la circulación. Al mismo tiempo, esto puede protegerte frente a problemas cardiovasculares. Además, la risa amortigua los efectos del estrés psicológico, que es uno de los mayores predictores de la aparición de enfermedades cardiovasculares.
Aumentan la tolerancia al dolor:La risa aumenta el grado de dolor que toleras gracias a la liberación de endorfinas, que no solo alivian el dolor, sino que también mejoran tu sensación de bienestar.
Producen relajación:</strong Cuando te ríes, alivias la tensión física y el estrés. De hecho, reírte te relaja los músculos por hasta cuarenta minutos. También se liberan dopamina, serotonina y endorfinas, lo que te levanta el ánimo.
Cambian tu perspectiva: Cuando te ríes, tu perspectiva cambia y eres capaz de ver las situaciones desde un punto de vista menos negativo. Eso se debe a que el humor crea una distancia psicológica que disminuye la sensación de tener agobio.
Fortalecen las relaciones: Cuando te ríes con otras personas, te sientes más cerca de ellas y en conexión.
El paradigma de fingir una sonrisa
Supongo que has escuchado lo de «finge hasta que se haga realidad». Sin duda, esto es cierto para recibir los beneficios de sonreír y reír. Eso se debe a que el solo acto de sonreír puede engañar a tu cerebro para que crea que eres feliz y esto provoca sentimientos reales de felicidad. El motivo es que el cerebro percibe que sonríes gracias a la posición de los músculos de la cara. De hecho, en un estudio se encontró que los participantes consideraron que una tira cómica era más divertida si la leían mientras sostenían un lápiz entre los dientes con los labios separados: casi como el movimiento de una sonrisa. Esta sonrisa falsa activa la amígdala, lo que a su vez libera neurotransmisores como dopamina y serotonina que mejoran tu estado de ánimo y alivian el estrés.
Formas de reír más en la vida
De niños solíamos reír mucho más a menudo. De hecho, en algunas investigaciones se encontró que los niños pueden llegar a reírse hasta cuatrocientas veces al día. Sin embargo, la vida adulta es más seria y los adultos se ríen en promedio tan solo quince minutos diarios. Estas son algunas formas de incluir más risas y sonrisas en tu vida:
Fuerza una sonrisa si tienes que hacerlo
Como las sonrisas falsas te hacen feliz, sonreír cuando no estás en un estado optimista engañará a tu cerebro para que sienta felicidad.
Canaliza tu niño interior
¿Tienes niños en tu vida? Obsérvalos e intenta imitarlos. Los niños no se toman la vida en serio y se les da bien reírse de cosas ordinarias.
Ríe con tus amigos
¿Conoces personas que te hagan reír? ¡Pasa tiempo con ellas! A las personas que son divertidas y graciosas se les tiende a dar bien reírse de ellas mismas, así como de los sinsentidos de la vida. Al pasar más tiempo con ellas, es posible que se te contagie su alegría de vivir.
Pon recordatorios para sonreír más
Llena tu entorno con objetos que te hagan reír o sonreír. Por ejemplo, puedes usar un salvapantallas que te haga reír. Podrías poner un peluche sobre el escritorio y fotos de ti y tus familiares divirtiéndose y riendo.
Ten unas bromas a la mano
Bromear con las demás personas te pinta una sonrisa en la cara a ti y a ellas. Además, podrías disfrutar de otros beneficios. Por ejemplo, según algunas investigaciones, quienes bromean en el lugar de trabajo son percibidas como personas con más confianza y algunos estudios indican que los empleados con buen sentido del humor tienen más probabilidad de recibir un aumento.
Busca el humor
¿Te sientes triste? Ponte una película divertida o asiste a un espectáculo gracioso para mejorar rápidamente tu estado de ánimo.
Prueba a reírte de las situaciones negativas
La vida puede ser frustrante, pero si le sacas el lado gracioso a una situación frustrante, puedes mejorar tu perspectiva. O bien puedes pensar en lo graciosa que será la situación en el futuro cuando la hayas superado y la recuerdes y se la cuentes a tus amigos. Finalmente, intenta reírte de lo graciosa que es en el presente.
Ten agradecimiento
Cuando te sientes triste, es más difícil sacar fuerzas para reír y sonreír. No obstante, si haces una lista de cosas que agradeces, puedes ponerle un límite a los pensamientos negativos que te impiden sonreír y reír. Además, no es algo que tenga que llevarte una gran inversión de tiempo ni energía. Por las mañanas, anota tres cosas que te hagan sentir agradecimiento y, al final del día, anota otras tres cosas que agradezcas. Al reflexionar sobre las cosas buenas de la vida, no solo serás más feliz, sino también más saludable.
Practica el mindful framing
Los pensamientos negativos pueden tener una gran influencia en nuestro estado de ánimo. Al aplicar el mindful framing, una práctica de visualización en la que creas imágenes mentales de cómo quieres encuadrar tu pensamiento, puedes cambiar lo que piensas y esto puede animarte a sonreír y reír. Si buscas optimizar el proceso de visualización, es esencial que lo que te imagines sea lo más realista posible para que utilices todos tus sentidos, incluidos el del oído, la vista, el olfato, el gusto y el tacto.
Por ejemplo, si tu pensamiento indeseado es que no vas a llegar a una fecha de entrega, prueba a centrarte en cómo se ve tu cubículo en la oficina, a qué huele el escritorio, cómo se sienten los dedos en el teclado y el ruido que este hace al teclear. Además, concéntrate en el resultado optimista: cumples con tu entrega, tu jefe te felicita y tú y tus compañeros van a tu restaurante favorito a celebrar. ¡Eso seguro que te saca una sonrisa!
Neurociencia de la risa y la sonrisa
Se considera que la risa es una parte esencial de crear vínculos sociales. De hecho, existe una hipótesis de que los humanos se ríen con el mismo fin que los otros primates se acicalan. Los hábitos de acicalamiento de los otros primates existen para cultivar los vínculos entre ellos. Debido a que nuestra red social es demasiado amplia como para acicalar físicamente a otras personas, la risa es nuestro medio de vincularnos socialmente.
En su mayor parte, la risa es involuntaria. Esta risa automática y genuina tiene el nombre de risa de Duchenne por el científico francés Guillaume Duchenne. Duchenne fue un neurólogo que estudió la risa y la sonrisa en el siglo XIX y descubrió que usamos dos músculos faciales al sonreír: el músculo cigomático mayor y el músculo orbicular del ojo. El cigomático mayor es un músculo que forma un arco desde las mejillas hasta las comisuras de los labios y tira de la boca hacia afuera y hacia arriba. Podemos activar este músculo cuando queramos. El orbicular de los ojos es un músculo que se encuentra en los párpados y controla la región que rodea los ojos. A diferencia del cigomático mayor, no podemos activarlo a voluntad.
Con respecto a las regiones cerebrales que controlan la risa, hay dos partes del sistema límbico que la producen: por un lado, la amígdala y, por el otro, el hipocampo. Estas estructuras se activan cuando escuchamos o vemos algo gracioso. A su vez, esta activación de la amígdala y el hipocampo estimula la región motora del cerebro, la corteza motora, para activarla. Esto ocasiona que quince músculos faciales se contraigan y se estimule el cigomático mayor. El sistema respiratorio también reacciona a medida que la epiglotis cierra la faringe en distinta medida, lo que causa irregularidades en la entrada del aire. Cuando nos reímos durante demasiado tiempo y de forma intensa, esto causa la apertura de los conductos lagrimales, lo que hace que soltemos algunas lágrimas.
La risa se da involuntariamente como resultado de estímulos graciosos. Con respecto a la estructura sonora de la risa, el investigador Robert Provine encontró que una risa consiste en notas breves de 75 milisegundos que se repiten cada 210 milisegundos. También tiene la misma tonalidad, por ejemplo, «jo jo jo» o «ja ja ja». Los neurocientíficos también hablan de la actividad de las neuronas especulares o neuronas espejo, que se encuentran en el cerebro y se activan cuando la persona participa en una actividad y cuando ve a otros realizándola. Las neuronas especulares nos permiten copiar o reproducir las conductas que vemos en los demás. Por lo tanto, se cree que estas células del cerebro son las responsables del fenómeno de la risa contagiosa, es decir, cuando una persona se ríe porque otras se ríen. Esto podría explicar el alto grado de contagio de esta risa.
La vida puede lanzarte desafíos que te desanimen, pero si haces que tus superpoderes sean reír y sonreír, podrás superar estos problemas con temple y humor. Así que adelante, dedica tiempo a incluir más risa en tu vida y observa cómo se te levanta el ánimo. Y ya que estás, compártelo para que los demás puedan cosechar los beneficios de reír y sonreír.