La búsqueda de la felicidad es parte de la condición humana. Estamos continuamente comprando objetos o buscando nuevas experiencias con la esperanza de que nos hagan felices, pero el gozo que nos brindan es fugaz.

Si quieres entender por qué la felicidad parece ser tan escurridiza, es necesario comprender la diferencia entre el placer y la felicidad.

Placer y felicidad

El placer suele confundirse con la felicidad, pero tienen una diferencia importante: el placer es la sensación pasajera de gozo que sientes cuando se activa el centro de recompensa del cerebro. Cuando comes una comida lujosa o te das un atracón o maratón de tu serie de Netflix favorita, lo que sientes es placer.

Por otro lado, la felicidad es una sensación profunda de calma y contento; es un viaje. Por ejemplo, cuando tienes una conversación profunda con tu pareja, lo que sientes es felicidad.

Estas son algunas diferencias esenciales entre el placer y la felicidad:

  • El placer es efímero, mientras que la felicidad es duradera.
  • El placer es estimulante y ocasiona que se te eleve la tensión arterial y la frecuencia cardíaca. Por otro lado, la felicidad es más estable y calmada y, de hecho, causa una disminución de la frecuencia cardíaca y la tensión arterial.
  • El placer aparece cuando obtienes algo, por ejemplo, si te ganas la lotería. La felicidad la sientes cuando das algo, por ejemplo, tu tiempo o tu dinero.
  • El placer suele ser una experiencia solitaria. La felicidad suele estar conectada con los demás.
  • El placer puede experimentarse mediante distintas sustancias, como el azúcar, la cafeína y las drogas. La felicidad está conectada con las buenas acciones o el éxito, como asistir a la graduación de secundaria de tu hijo.

Por qué buscar placer puede ser perjudicial

El sistema de recompensa evolucionó para favorecer las actividades necesarias para sobrevivir, tales como comer y reproducirnos. Comer activa el sistema de recompensa y hace que liberemos dopamina. La dopamina, también conocida como la hormona del placer, genera una sensación placentera y agradable. Esto hace que sea más probable que repitamos este comportamiento conducente a la supervivencia.

Sin embargo, sobreestimular el sistema de recompensas puede ser perjudicial. Cuanto más lo estimules, más dopamina liberas y esto causa que se produzca menos serotonina. La serotonina es una hormona que te ayuda a sentirte en calma. Si produces muy poca, esto causa depresión. Así que, irónicamente, cuanto más placer busques, más depresión sentirás.

Tipos de felicidad y efectos en la salud

Según algunos investigadores, existen dos tipos principales de felicidad:: la eudaimónica y la hedónica.

La felicidad eudaimónica es la que sientes derivada de una sensación profunda de propósito y sentido en tu vida. Trabajar y esforzarte en las tareas contribuye a la felicidad eudaimónica. Cuando logras terminar una tarea complicada, sueles sentir una sensación profunda de satisfacción y orgullo.

Por otro lado, la felicidad hedónica es la que no se asocia con ningún propósito. En lugar de eso, es la presencia de emociones positivas y la relativa ausencia de emociones negativas. Participar en actividades placenteras contribuye a la felicidad hedónica.

Algunos estudios demuestran que ambos tipos de felicidad contribuyen a reducir la depresión. Sin embargo, las personas con felicidad eudaimónica tienen perfiles de expresión génica más favorables que quienes sienten felicidad hedónica. Específicamente, tienen un menor grado de expresión de los genes que producen inflamación.Estas personas también demostraron tener una expresión más intensa de los genes implicados en la respuesta de los anticuerpos y del organismo frente a los virus.

¿Esto quiere decir que uno debe renunciar a la felicidad hedónica y solo experimentar felicidad eudaimónica? Definitivamente no. Ambos tipos de felicidad tienen un lugar en nuestra vida. Según algunos investigadores, la felicidad hedónica es esencial para motivarnos a la acción a corto plazo con fines de supervivencia. Por otro lado, la felicidad eudaimónica favorece la interacción social, que también es beneficiosa. Después de todo, somos seres sociales.

Estas son algunas formas en que puedes incrementar la felicidad:

Relacionarte con otras personas

En nuestro mundo moderno, solemos estar pegados a las pantallas y nos conectamos a Facebook, Twitter o Instagram para ser sociales. Sin embargo, una nueva investigación indica que las personas que pasan más de dos horas diarias en plataformas de redes sociales, tienen el doble de probabilidad de sentirse aisladas que quienes pasan menos de media hora al día.

Estos sentimientos de aislamiento pueden deberse a distintos factores. En primer lugar, cuando pasas más tiempo en las redes sociales, tienes menos tiempo para las interacciones del mundo real. Además, las publicaciones en redes sociales están muy idealizadas y, por lo general, no reflejan lo que de verdad pasa en la vida de los demás. Sin embargo, si las personas se exponen a estas publicaciones tan idealizadas, pueden sentir envidia e insatisfacción.

Así que cierra sesión y dedica tiempo a interactuar con tus amigos y familiares frente a frente. Esto fomentará que sientas empatía y produzcas serotonina, que es algo que no puedes obtener con emojis.

Contribuir al bienestar de los demás

La mayor satisfacción posible es tener una vida de servicio bien vivida. Al final de tus días, probablemente no desearás haber acumulado más cosas, sino que mirarás al pasado y querrás sentir que dejaste el mundo un poco mejor de lo que era antes de que existieras.

Puedes marcar una diferencia en el mundo mediante pequeños actos de amabilidad. Haz voluntariado en tu banco de alimentos local, dona a las organizaciones benéficas o ayuda a los adultos mayores a cruzar las calles con tráfico. No solo ayudarás a los demás, sino también a ti. El motivo de esto es que aportar al bienestar de los demás mejora tu autoestima, aumenta la satisfacción y reduce la tensión arterial, la frecuencia cardíaca y el estrés.

Cuidar tu bienestar

En el mundo actual, solemos trabajar hasta agotarnos. Esto da como resultado un estrés crónico que, a su vez, puede terminar en depresión.

Por otro lado, el ejercicio es una forma excelente de aliviar el estrés. De hecho, en algunos casos de depresión, , el ejercicio puede ser tan eficaz como los antidepresivos. Cuando haces ejercicio con una intensidad alta, como cuando corres, el organismo libera sustancias que te hacen sentir bien, conocidas como endorfinas. Cuando el ejercicio es de baja intensidad pero prolongado, como cuando caminas, el organismo libera proteínas conocidas como factores de crecimiento nervioso. Estas proteínas ayudan a que las neuronas crezcan y formen nuevas conexiones, lo que te hace sentir mejor.

Además, deja de hacer varias tareas a la vez y sé más consciente, es decir, mantente presente en el momento y practica la atención plena o el mindful framing. Las investigaciones han señalado que las personas que practican la atención plena son considerablemente más felices que las personas cuyas mentes se distraen y divagan. De hecho, quienes mantienen la mente en el momento presente son incluso más felices que las personas cuyas mentes divagan a pensamientos agradables. ¿A qué se debe esto?

Un motivo es que la atención plena también abarca la aceptación. Con aceptación, nos referimos a permitir que las experiencias existan sin juzgarlas ni aferrarte a ellas. La aceptación puede hacernos más felices porque cambia la mentalidad. En lugar de concentrarnos en lo que no tenemos o lo que podría pasar en el futuro, podemos dejar ir y estar satisfechos con las cosas como son. Y esa es la verdadera felicidad, ¿no crees?

También es importante que vigiles lo que comes. Solemos comer alimentos muy procesados, como los alimentos azucarados, porque pueden mejorar nuestro estado de ánimo a corto plazo. Sin embargo, algunas investigaciones señalan que los alimentos procesados no favorecen la felicidad a largo plazo. De hecho, pueden dar como resultado que tengamos depresión.

En vez de eso, lo recomendable es que des prioridad a alimentos integrales ricos en vitaminas B y ácidos grasos omega 3. El folato y otras vitaminas B son esenciales para el ciclo de metilación que produce BH4, una sustancia esencial para producir dopamina y serotonina. Sin el ciclo de metilación, es más probable que sufras de depresión y enfermedades cardíacas.

Los ácidos grasos omega 3 también son fundamentales para el cerebro. De hecho, cuando no consumimos suficiente omega 3, la acción de la serotonina se disminuye, lo que te hace menos feliz. Los mariscos y pescados son buenas fuentes de vitaminas B y ácidos grasos omega 3.

La vida está llena de objetos brillantes que nos prometen la felicidad. No obstante, nos suelen dar una alegría pasajera y dejarnos decepción y deseo de algo más. Al conectar con los demás y cuidar de nuestro bienestar y el de otras personas, encontraremos la verdadera realización y felicidad.

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