Nuestro sistema nervioso está abrumado por las experiencias y los pensamientos de un ambiente cada vez más frenético. En el trabajo, se espera que hagamos más con menos recursos y, muchas veces, por menos dinero. En casa, tampoco descansamos debido a que las tecnologías modernas han invadido nuestro remanso de paz con dispositivos inteligentes por todos lados. No es de sorprender que nos sintamos siempre estresados y listos para la acción. Pero ¿y si pudieras disminuir esa respuesta de estrés?, ¿cómo mejoraría tu vida? En realidad, tienes unas palancas de control que quizá no estés usando. Veamos un poco más sobre el sistema nervioso parasimpático.

¿Qué es el sistema nervioso parasimpático?

El sistema nervioso parasimpático es una rama del sistema nervioso autónomo, un conjunto de nervios neurovegetativos que regulan las funciones físicas que no realizamos de forma consciente, como la respiración y la digestión.

El sistema parasimpático suele conocerse como el sistema de descanso y digestión. Eso se debe a que regula los procesos más rutinarios que son vitales para nuestra supervivencia. Por ejemplo, digerir, orinar, salivar y producir moco, así como la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria y la tensión arterial.

La otra rama del sistema nervioso autónomo es el sistema nervioso simpático, también conocido como el sistema de lucha o huida. Al igual que el parasimpático, es indispensable para nuestra supervivencia debido a que nos ayuda a reaccionar rápidamente cuando nos enfrentamos a una amenaza. Cuando el sistema simpático se activa, el cerebro ordena liberar cortisol, lo que nos ayuda a estar alertas y listos para huir del peligro.

Consecuencias de un sistema nervioso simpático hiperactivo

El objetivo fundamental del simpático es permitir que los mamíferos, incluidos los humanos, reaccionen a situaciones amenazantes. No obstante, el problema es que este sistema no sabe la diferencia entre una amenaza real, como que te coma un tigre, o una amenaza percibida, como un compromiso inminente en el trabajo.

Por lo tanto, con nuestro ritmo de vida frenético, el sistema nervioso simpático suele trabajar a toda máquina y esto tiene consecuencias importantes para la salud. Por poner un ejemplo, la hiperactividad de este sistema se relaciona con varias enfermedades cardiovasculares como la hipertensión, la insuficiencia cardíaca y la cardiopatía isquémica. También puede producir enfermedades renales, diabetes de tipo 2, obesidad, síndrome metabólico, colitis ulcerosa y apnea obstructiva del sueño. Además, puede acarrear cambios cerebrales responsables de la depresión, la ansiedad y la adicción.

Sistema nervioso parasimpático y respuesta de estrés

El antídoto para un sistema simpático hiperactivo es potenciar el parasimpático. Cuando este último se activa, se liberan hormonas que ayudan a que te relajes en cuerpo y mente.

A continuación, encontrarás cuatro formas naturales de activar tu sistema nervioso parasimpático:

  1. Tócate los labios ligeramente

¿Sabías que los labios contienen fibras parasimpáticas? Por lo tanto, al tocarte suavemente los labios (o besar), podrás estimular directamente el sistema nervioso parasimpático.

Así que la próxima vez que te sientes en el escritorio para trabajar en entregar una tarea a tiempo, dedica un segundo a tocarte los labios, por ejemplo, con la lengua. Te sorprenderá gratamente la calma que sentirás después.

  1. Respira profundo

Dedica un momento a prestar atención a tu respiración. ¿Es rápida y superficial? Si es así, entonces probablemente estés en modo de lucha o huida.

Puedes disminuir inmediatamente la actividad del sistema nervioso simpático al respirar con el diafragma. Respirar con el diafragma te ayuda a activar el sistema parasimpático y, en particular, estimula el nervio vago. Esto hará que sientas más calma.

Si quieres poner en práctica la respiración diafragmática, coloca una mano en el abdomen y observa si sube y baja mientras respiras. Si lo hace es porque estás respirando con el diafragma.

  1. Pon en práctica la atención plena

Las experiencias y los pensamientos estimulan continuamente nuestro sistema simpático: solemos rumiar sobre el pasado y preocuparnos por el futuro. Cuando ponemos en práctica la atención plena, el arte de concentrarnos en el momento presente mientras implicamos los sentidos, activamos el sistema parasimpático.

Lo mejor de la atención plena es que no tienes que ser un yogui para meditar. Puedes aplicar la atención plena y el mindful framing a la vez que efectúas otras actividades, ya sea comer, caminar un rato o incluso hablar con tus amigos.

  1. Visualiza

Otra forma de estimular el sistema nervioso parasimpático es usar imágenes mentales. Visualízate en un entorno tranquilo, como la playa, un bosque frondoso o un campo de flores. Usa todos sus sentidos mientras visualizas: escucha el sonido de las olas rompiendo, siente el rocío del agua de mar en la piel y huele el salitre marino. Nota cómo te relajas. Pon en práctica el escaneo de las sensaciones.

Al activar el sistema nervioso parasimpático, podrás llegar a nuevas cumbres e incluso sentirás por un momento que es el paraíso terrenal. Una vez que consigas dominar estas experiencias, podrás mezclarlas todas y es posible que alcances una sensación continua de bienestar. Descubrirás lo hermosa que es la vida no solo fuera, sino también dentro.

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