El mindful framing es una práctica de atención plena que te sirve de apoyo en tu vida cotidiana y te ofrece un esquema mental en el que encuadrar el torrente continuo de experiencias y pensamientos. Si deseas obtener todas las ventajas del mindful framing, es necesario que apliques la concentración y la constancia.

Existe otro elemento para potenciar esta práctica llamado estado de flujo máximo.

¿Qué es el flujo máximo?

Mihály Csíkszentmihályi lo describió en su libro superventas como « el estado en el cual las personas se hallan tan involucradas en la actividad que nada más parece importarles». En un estado de flujo, la mente logra una concentración intensa. Estamos tan absortos en la tarea actual que parece que nada más importa. De hecho, las sensaciones de hambre, cansancio o dolor simplemente desaparecen. Se pierde el sentido del tiempo y se siente como si corriera más lento. Las acciones parecen fluir sin esfuerzo y se siente una concentración total.

Puedes entrar en un estado de flujo máximo si cumples unas determinadas condiciones. Por ejemplo, debe haber un buen equilibrio entre la tarea y tus habilidades. Si la tarea es demasiado fácil o difícil, no llegarás a un estado de flujo. El flujo también tiende a ocurrir en actividades activas, como trabajar, y no en actividades pasivas, como ver televisión. Sin embargo, algunos investigadores han propuesto que ver televisión sí puede llevar a un estado de flujo si el programa es pertinente para la vida del espectador. Además, la actividad en la que participas debe tener criterios claros de éxito. Por lo tanto, es más fácil que alcances el flujo máximo cuando se practican deportes como tenis o ajedrez debido a que cuentan con reglas establecidas y obligatorias. Por último, debe haber una motivación intrínseca de realizar la tarea. En otras palabras, debes tener una motivación que provenga de tu interior para llevarla a cabo.

Csíkszentmihályi llamó al flujo «el secreto de la felicidad». Eso se debe a que cuando estás en ese estado, no experimentas un período temporal de bienestar, llamado felicidad hedónica; sino una sensación duradera de significado personal y realización: felicidad eudaimónica .

Dejarte llevar por el flujo te ayuda a ser resiliente durante tiempos complicados, ya que te ayuda a alejar los pensamientos de las experiencias estresantes y dirigirlos a aspectos más agradables. Estar en estado de flujo te protege contra la depresión. De hecho, durante la pandemia de covid-19, a las personas que experimentaban más estados de flujo les fue mejor en el aspecto emocional. Cuando tienes resiliencia, eres capaz de recuperarte cuando las cosas no salen según los planes y volver a encarrilarte en los hábitos sanos en lugar de abandonarlos completamente.

Cuando estás en el estado de flujo, también eres capaz de concentrarte en la tarea que te ocupa. Esta concentración superior da como resultado una mayor productividad y calidad en el trabajo.

¿Qué le pasa al cerebro en un estado de flujo máximo?

Las investigaciones indican que el flujo se asocia con menos actividad de la corteza prefrontal. En particular, la corteza prefrontal es responsable de las actividades cognitivas más complejas, como la memoria y la consciencia.

Sin embargo, cuando estamos en un estado de flujo, la actividad de la corteza prefrontal disminuye, lo que da como resultado que nos cohibamos menos, que seamos menos autocríticos y que perdamos el sentido del tiempo. Además, esta reducción de la actividad de la corteza prefrontal puede provocar que la mente implícita tome las riendas. A su vez, esto consigue que las regiones del cerebro se comuniquen más entre ellas y da como resultado una mayor creatividad.

Las investigaciones también muestran que cuando estamos en un estado de flujo, se activan las regiones del cerebro que reaccionan cuando recibimos recompensas y que nos ayudan a perseguir nuestros objetivos. Como resultado, sentimos gozo y concentración en un estado de flujo.

A pesar de todas las ventajas del flujo máximo, la mayoría de nosotros no lo experimentamos a menudo. Solo el 20  % de las personas entran en un estado de flujo varias veces al día y un 15  % nunca llega a experimentarlo. Lo bueno es que con la práctica puedes hacerte mejor en alcanzar el flujo máximo.

Practica el mindful framing y la atención plena

Cuando tienes atención plena, te concentras en el momento presente y suspendes tus juicios de las emociones o los pensamientos que surgen. Hace poco se demostró que la atención plena mejora el estado de flujo. En un estudio que se efectuó con deportistas, los que participaron en un programa de atención plena de seis semanas no solo mejoraron su estado de flujo, sino que también tuvieron menos ansiedad.

Además, lo positivo es que no tienes que ser un yogui para aplicar la atención plena, sino que puedes hacerlo al sentir gratitud, respirar profundo, poner en práctica la escucha activa con tu pareja o incluso mientras comes con atención plena. Al incorporar esta práctica en tus actividades del día a día, cuentas con las condiciones necesarias para favorecer un estado de flujo.

Elimina las distracciones

Si deseas entrar en un estado de flujo, lo recomendable es reducir las distracciones al mínimo. Esto puede implicar silenciar el teléfono, bloquear ciertas páginas web, usar audífonos o tener un espacio específico para estudiar.

Erradica la costumbre de ser multitarea

En la sociedad actual, nos han dicho un sinfín de veces que ser multitarea es ser más eficiente. No obstante, esto no podría estar más lejos de la verdad.

Eso se debe a que nuestro cerebro no está pensado para hacer varias actividades a la vez. De hecho, cuando lo hacemos así, solemos tener una penalización debido al cambio cognitivo. En otras palabras, el cerebro tarda en ajustarse a cambios continuos entre tareas.

Por su naturaleza, el flujo depende de que estemos totalmente concentrados en una sola actividad. Por lo tanto, es lógico que ser multitarea sea contraproducente para entrar en el flujo.

Fija rituales, hábitos y rutinas

Cuando estás a punto de empezar una actividad que exige una concentración intensa, practica un ritual, que puede ser beber una taza caliente de té o realizar una meditación breve. Al completar un ritual o actividad cotidiana, estás preparando a tu cerebro para que esté listo para la tarea que empieza y que se concentre totalmente.

Todos conocemos la importancia de dormir bien; nuestra actividad cotidiana más valiosa. Cuando dormimos bien, nuestra concentración es óptima, por lo que las distracciones pequeñas no interrumpirán el flujo. Si quieres garantizar un buen sueño, puedes hacer ejercicio con intensidad moderada durante el día, evitar tomar cafeína de noche y preparar un entorno para dormir o una rutina para irte a la cama que sean calmantes.

La vida está llena de desafíos. Sin embargo, si incorporamos el flujo máximo en nuestra vida cotidiana, lograremos encuadrar la mente y conseguir la resiliencia necesaria para afrontar los golpes de la vida y superar cualquier circunstancia. Empieza hoy mismo a practicar el mindful framing y la atención plena y déjate llevar por el flujo.

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